¿Qué se esconde tras la procrastinación? 

¿Alguna vez te ha pasado que empiezas el día con una lista de pendientes por cumplir. Tienes claro qué es lo que tienes que hacer, pero a la hora de ejecutar y ponerte en acción, se cruzan mil distracciones a las que les prestas atención? ¿Flojera, desidia, apatía… qué se esconde tras la procrastinación?

Procrastinar es la acción o hábito de aplazar actividades o tareas que requieren atenderse, usando este tiempo que debería de ocuparse para cumplir o afrontar una situación, en actividades de menor importancia. 

Un ejemplo, como cuando te sientas a trabajar en un documento importante y suena el celular con una notificación de Instagram. Naturalmente, atiendes enseguida… Cinco minutos después, te encuentras inmerso en esta red social, scrolleando por el feed de reels o mirando las historias de todos tus amigos. 

En este punto, ya has olvidado lo que tenías que hacer y perdiste el foco de lo que era más relevante en tu día. Terminas con un sentimiento de culpa o de remordimiento, por el tiempo perdido, y la lista de tareas, en vez de reducirse, se siente más pesada. 

Parece chiste, pero es anécdota; y es más común de lo que piensas… A todos nos ha ocurrido alguna vez y suele verse de diferentes maneras: a veces es atender la llamada de un amigo, darle de comer a tu mascota, ver Tiktok, ponerse a limpiar, distraerse en internet, etc. 

Si es tan común, entonces, ¿por qué tendemos a procrastinar? ¿Por qué si es algo importante lo que debemos hacer, lo posponemos? ¿Cuál es la raíz de este hábito que deseamos eliminar?

Si te cuesta empezar o completar tareas, quizás hay algo muy en el fondo que deseas evitar. Una situación incomoda o emociones que no quieres sentir…

Conscientemente, estamos postergando una situación; pero inconscientemente, estamos diciendo “ahorita no” a estar en una posición que nos evoca emociones negativas, cómo puede el aburrimiento, estrés, frustración, ansiedad, entre otros. De ahí que procrastinar nos haga sentir mal.

En pocas palabras, la procrastinación se da cuando evadimos una tarea que nos provoca incomodidad y lo sustituimos con algo que nos hace sentir bien, con algo que nos levanta el ánimo y nos hace olvidar a lo que realmente tenemos que hacer frente; pero que al concluir, nos hace sentir realizados. 

Entonces, no se trata de “qué se esconde detrás de la procrastinación” sino de “¿por qué te escondes detrás de la procrastinación?”

La autoconciencia o el autoconocimiento es clave cuando esto sucede, ya que nos permite identificar las emociones o sentimientos que cargamos y no nos permiten avanzar en lo que queremos hacer. Muchas veces, la procrastinación es una forma de autosabotaje, es la lucha interna entre la voz que te dice que “no vale la pena” y te orilla a ceder ante situaciones más placenteras. 

Cuando te encuentres en esta posición, pregúntate: ¿qué sentimientos negativos relaciono con la tarea en cuestión?

Haz un viaje hacia adentro, conecta con tu yo real y descubre por qué estás evitando hacer algo. Detente un minuto y pon todo en una balanza. ¿Qué situación te traería mayor satisfacción a largo plazo: continuar scrolleando en tu feed de Facebook o terminar ese documento de trabajo que lleva preocupándote desde hace rato?

El alivio temporal, no se compara con el alivio real. Esa sensación de haber cumplido con todo y estar libre, ahora si, de ocupar tu tiempo en lo que desees. 

Es mejor ver Netflix con esta libertad, en lugar de ver tu serie favorita con el pendiente de que aún te quedan cosas por hacer. 

Sé que combatir la procrastinación es más difícil de lo que parece, pero existen muchas herramientas que pueden ayudarnos.

Si eres procrastinador, empieza por perdonarte y tener más compasión contigo mismo. Este primer paso elevará tu frecuencia y te permitirá afrontar la situación con mayor ligereza. La culpa puede ser uno de los mayores triggers de la procrastinación, y si lo eliminas de raíz, te liberas de un sentimiento negativo más. 

Si sabes que estás procrastinando, e identificas la razón, date la orden de “empezar de una vez”. Deja lo que estás haciendo, y si eres susceptible a distraerte, prepara una atmósfera en la que no existan estos obstáculos para tu productividad. Desglosa la tarea grande en tareas pequeñas, comprométete a concluir en un tiempo determinado, puedes comenzar con cinco minutos o dividir tu trabajo en bloques de tiempo corto, con intervalos de descanso. 


Hay varias técnicas útiles para planificarse y organizarse; sin embargo tu fuerza de voluntad y disciplina juegan un papel importante. Mantente fiel a ti mismo y a tus proyectos y poco a poco será más fácil caer en la procrastinación. Recuerda que detrás de la incomodidad esta el miedo a lo desconocido, pero si continuas a pesar de ello y haces lo que te propones, alcanzarás un sentimiento de satisfacción interior y orgullo contigo mismo. (Puedes apoyarte bajo un sistema de recompensas. Lee más sobre eso, aquí)

Entonces, ¿cómo te gustaría terminar el día: más estresado o despejado?

Si quieres saber más sobre este tema, ¡escríbeme en los comentarios! Y sígueme en mis redes sociales, donde comparto más información acerca de la procrastinación.


Algunos artículos que podrían interesarte:

Este artículo esta protegido por la Ley Federal de Derechos de Autor, si copias información de este sitio en tu página web es necesario agregues una liga y me cites como fuente.