Un viaje al interior

¿Quién soy? …Esa pregunta incómoda que todos nos hemos hecho en algún punto de nuestras vidas. Algunos nos la hacemos frente al espejo todos los días; otros, la reflexionamos de vez en cuando en momentos de silencio, de soledad, de calma… Y apuesto que, unos tantos, recordamos habérnosla planteado en la adolescencia: una etapa crucial en nuestras vidas… Un viaje al interior.
Esta etapa de confusión está plagada de preguntas pesadas con respuestas complicadas, por la que atravesamos una serie de eventos cruciales –y no tan afortunados– para nuestro devenir.
Empezamos, sobretodo, a reconocernos como individuos maduros que han dejado atrás la inocencia.
Hemos descubierto que la vida nos pertenece y que nuestra felicidad reposa sobre las palmas de nuestras manos; sin embargo, muchas veces confundimos su verdadero significado, conformándonos con instantes de emoción, aventura, pasión, osadía: dejándonos llevar, fluyendo con el entorno.
Este pasado verano, en un grupo de estudiantes surgió la inquietud de representar esta etapa difusa y un tanto dramática, llena de dudas e incógnitas que revelar, de emociones y de miedos. En consecuencia, plasmaron sus ideas en un video musical que centra en la vida alternativa de una adolescente de 17 años, siguiendo las decisiones que toma en su día desde que se prepara para salir a divertirse y gozar con su novio y sus amigos, hasta –tras haber consumido una sustancia– ver sus sentidos afectados y percibir su realidad alterada.
Este estado distorsionado de sus vivencias le permite poner en perspectiva y cuestionar su entorno, su identidad y la calidad de sus decisiones. En medio de los riesgos, la aventura y el romance, hace un viaje hacia dentro, replanteándose preguntas con el poder de cambiarlo todo.
Así, considero que los mensajes más importantes que transmite el video podrían reducirse a los siguientes:
Búsqueda de identidad
A pesar de que cada individuo la vive de manera diferente, es un hecho que la adolescencia es una etapa complicada y confusa. Despertamos a una realidad cruda, lejos de los cuentos e ilusiones de la infancia.
Todos buscamos, principalmente, responder al enigma de nuestra identidad pues sabemos que en ella reposa la oportunidad de ser nosotros mismos y dejar brillar la verdadera luz que resplandece en nuestro corazón.
Es un proceso que avanza despacio y, probablemente, las interrogantes nunca terminan del todo. Constantemente intentamos reconocernos a nosotros mismos, descubriendo –día con día– nuestra voz dentro de la incesante conversación de la vida.
Necesidad de introspección
Plantearnos la incógnita de nuestra identidad demanda un viaje personal a lo más profundo de nuestro ser, con el fin de conocerse a uno mismo y encontrar respuestas dentro de sí.
Se trata pues, de un momento a solas, con uno mismo, lejos del ruido del exterior, de las presiones del mundo, de las opiniones y expectativas de las personas.
Pero, sobre todo, es un acto de liberación pues nos quitamos las máscaras. Reconocemos nuestro valor, sin necesidad de probarle nada a nadie, ni dar motivos y razones. Nos liberamos para decidir sobre nuestras acciones, para tomar las riendas de nuestra vida.
Influencia del entorno
Vivimos en la era de lo nuevo, lo práctico, lo funcional: lo importante es servirme de las cosas, y de las personas, para alcanzar un beneficio propio.
Buscamos identificarnos con las personas que nos rodean, deseamos pertenecer e imitamos sus conductas.
Los jóvenes tendemos a confundir nuestras prioridades, por lo que buscamos tomarnos un break de los conflictos de la vida e imitamos los usos y tendencias de los demás.
El entorno siempre ejercerá presión, pero está en uno mismo encontrar la fuerza necesaria para alzar la voz y decidir con el corazón y responsabilidad.
El video no solo nos permite ser espectadores, sino también protagonistas.
De darnos cuenta, en este preciso momento, de quienes somos y dirigir nuestras acciones hacia el camino que dicte el corazón.
Y de cambiar libremente, y si es necesario, el rumbo de nuestro caminar.
La pieza audiovisual fue realizada por alumnos del 3er Cuatrimestre de la Licenciatura en Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Interamericana para el Desarrollo Campus Campeche, como proyecto final de la materia de Producción de Video Digital.
La canción utilizada para dar vida a la historia concebida por los estudiantes se titula “Ella Estrella” del grupo mexicano de rock alternativo, La Gusana Ciega.
En él participaron: Michelle Suárez Fuentes, en la dirección, producción, grabación y ensamblaje; Miguel Ángel Aviña, en la fotografía, grabación, colorización y efectos; Majo Toraya Barrera, en el guion y asistencia de producción; Carlos Gracia Aguilar y Carolina Mosqueda, como reparto principal.
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